CUANDO NADA ES SEGURO, TODO ES POSIBLE

Lo que más me jode es que no entiendas de qué hablo
Hubo un tiempo en que quería ser la mejor
...

Párate a sentir

Te propongo una cosa... imagina conmigo...
A menudo me gusta pensar que nuestras vidas se dividen en mundos o planetas. Mundos distintos.
Tu tienes tu planeta: tu familia, tus amigos, tu deporte,  tu trabajo, tus eventos, tus fiestas, tus viajes, tus gustos, tu independencia.
Yo tengo el mío: Mi familia (lejos), tu familia, mis amigas (lejos), tus amigos, mi deporte, mis nuevas aficiones, mi ¿independencia?, mis paranoias. 
Pero también hemos formado un pequeño planeta llamado NOSOTROS.
El planeta Nosotros, aunque en un principio era todo campo abandonado, con matojos, malas hierbas, cardos con pinchos que si te pinchabas... ¡madre mía como dolían!, olivos sin chuponar y tierras sin sembrar. Lo único que nos llamaba la atención era un pequeño riachuelo que con las lluvias de invierno aumentaba su caudal y estaba precioso.
Nos pasamos meses y meses que, cada vez que entrábamos, era solo para mirarnos y mirar a nuestro alrededor sin parar de pensar "madre mía como está esto" sin saber muy bien por dónde empezar.
Poco a poco hemos ido trabajando esas tierras, hemos arado, hemos sembrado, hemos arreglado los olivos,  están naciendo flores, e incluso hemos empezado a construir una pequeña casita a un ladito del olivar y, para tener sombra en verano, hemos plantado dos árboles a cada lado de la casa, porque lo agradeceremos. En esta época suele hacer mucha calor y la calor hace que nos agobiemos, y así, podríamos sentarnos al fresquito.
Pero para que el planeta Nosotros funcione depende de los dos. Tenemos que ir al planeta de vez en cuando y continuar las obras de la casa y la siembra de tomates, que en la recogida siempre salen pachuchos y hay que mejorar.
Muchas veces estoy sola en Nosotros y no me da tiempo hacer todo lo del día. Necesito ayuda.
¡Hay que regar!


No hay comentarios:

Publicar un comentario