Tu personalidad me conquistó desde el primer momento. No te parecias a nadie y tampoco lo pretendías. Me impresionaste con tus viajes y aventuras por toda Europa en tu propio coche. Me quedaba fascinada escuchándote contar esas historias de las que me hubiera gustado formar parte. Parecía que ya lo habías probado casi todo y eso me daba seguridad y confianza (algo que necesitaba antes de dar ningún paso). El sexo ¡buah! era lo mejor porque desde el principio nos entendiamos con solo mirarnos. Me pareciste sincero, cariñoso, generoso, divertido. Me hiciste reir, estabas pendiente de mi y me dabas todo lo que me faltaba. Contigo me sentía a salvo. Estaba segura que ibas a ser distinto, que me ibas hacer la mujer más feliz del mundo.
En este tiempo que llevo a tu lado te he conocido. Se los sitios a los que te gusta ir, la música que escuchas, los amigos que aprecias y los que están ahì para una fiesta. Te gusta dormir en el lado derecho de la cama y te hace feliz verme comer cosas diferentes. Se cuales son tus hobbies e incluso puedo incluir tus fobias y manías.
Me gusta que el sol te de en la cara porque estas muy guapo cuando achinas los ojos, que me llames "pequeña" y "mosqueitos", ponerme tus ropas de pijama, dormirme en tu pecho y sentir tu corazon y tu respiración. Me encanta que vengas a darme un beso porque sí y que de vez en cuando me recuerdes que me quieres. Me gusta que seas tan positivo y que me aconsejes para ser mejor persona. Pero sobre todo me gusta saber que al otro lado de la cama, si alargo el brazo, estás tú.
Una vez me dijiste "estos son los momentos que se recuerdan cuando ya no estas con esa persona" no quiero que esos recuerdos te inunden, quiero que vuelvas a vivirlos una y otra vez y cada vez que quieras.
Querría que fuera todo de otra manera, todo a mi gusto, pero hay veces en las que tienes que aprender a disfrutar de lo que tienes y mejorar en lo que puedas.
Aunque no nos engañemos. Si estás leyendo esto, es porque estás pensando en mí.
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